Barranquilla, diciembre 24 de 2013
Estimados amigos:
Quisiera
aprovechar la oportunidad que me brindan estas líneas para dirigirles un
mensaje lleno de mucho afecto y agradecimiento en esta solemnidad del
Nacimiento del Hijo de Dios.
Al leer
el texto de San Lucas que narra el nacimiento de Jesús, nuestro Señor y todos
los hechos que le sirvieron de marco, el
primero que hoy llama mi atención es el siguiente:
“Y allí nació su Hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para
ellos en el mesón”. (Lc 2, 7).
La
historia se repite, en el corazón de muchos no hay sitio para Dios; están
llenos de ansias de poder, de tener, de placer, de dominio de otros; de muchas
cosas incompatibles con la humildad y la pobreza de quien hoy nos invita a
contemplarlo en una pesebrera, el lugar de refugio para las bestias del campo.
Con tristeza uno nota, año tras año, que muchas personas utilizan esta fiesta “que
es de connotación religiosa” para abusar del alcohol y de muchas otras cosas.
Si tuviéramos la sensatez de pensar en lo valioso que es el tiempo… ¿cuántos
años tienes? NO ES EL NÚMERO QUE YA HAS CUMPLIDO, ES EL TIEMPO QUE TE QUEDA DE VIDA Y QUE ES INCIERTO PUES DESCONOCES CUÁNTO
ES. Pidamos al Señor la gracia de irnos vaciando de todo aquello que nos
distancia de Él, para que todo ese espacio le sea devuelto, pues en justicia le
pertenece, fuimos creados por Él y para Él. San Agustín decía: “temo a Dios que
pasa”; en el Apocalipsis nos dice que Él mismo toca en persona a nuestra puerta
y que si le abrimos entrará a nuestro hogar para cenar junto a nosotros. Tiempo
vendrá en que ya no pasará. Acojamos su invitación, brindémonos la oportunidad
de hacer un balance y pensar si realmente ha valido la pena haberle entregado
parte de nuestra vida y parte de nuestro tiempo, vida y tiempo que no volverá,
a tantas cosas superfluas e infructuosas, ¿cuántas oportunidades de amar y de
servir se han ido sin ser aprovechadas?
“Cerca de Belén había unos pastores que
pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas”. Quiero que tratemos de darle un sentido espiritual a esta frase.
San Juan apóstol, al narrar la traición de Judas Iscariote, asevera que una vez
éste, que ya había decidido traicionar a Jesús y que se mantuvo en esa decisión
pese a las oportunidades recibidas para cambiar, salió a cumplir su cometido,
termina su relato escribiendo: “Ya era
de noche”. (Jn 13,30).
Mis muy
amados en el Señor, mientras unos se dejan envolver en la oscuridad de la noche
que cubre a este mundo, otros pasan en vela cuidando sus ovejas. Pido al Señor
nos conceda a todos esta gracia especial. Allí donde ustedes y yo somos
pastores: la familia principalmente, el trabajo, la comunidad donde nos
desenvolvemos, la parroquia, etc; allí en donde el mismo Dios te ha dado y me
ha dado una responsabilidad, debemos pasar la noche velando, cuidando, siempre
con el bastón de pastor a la mano para ahuyentar a los depredadores nocturnos
de nuestro rebaño.
“La gloria del Señor brilló alrededor de ellos”.
(Lc 2,9).Al esforzarnos por cumplir con lo
que el Señor nos ha encomendado, recibimos en este mundo y en el venidero el
pago por nuestra fidelidad y servicio. Dios jamás se dejará ganar en
generosidad, jamás dejará defraudado a quien bien le sirve. Aunque parezca que
la oscuridad lo envuelve todo, aunque parezca que ya ni el amanecer será capaz
de disiparla; me refiero al mal de este mundo que lo ha invadido todo como un
cáncer agresivo; se le extirpa por un lado y aparece por el otro con mayor
fuerza y agresión, a pesar de ello, quienes en Dios confían, quienes velan a
pesar de todo, nunca están en oscuridad, siempre ven todo claro, porque la
gloria del Señor os envuelve y los mantiene en luz, no sólo para su interior,
sino también para todo aquel que esté cerca de ellos. Ante la visión de los
ángeles, los pastores se asustan (los judíos creían que corrían peligro de
muerte ante una visión del cielo, por eso vemos con recurrencia que normalmente
se cubren el rosto o se lanzan rostro en tierra), pero uno de los ángeles les
dice: “NO TENGAN MIEDO”. Cuando el P.A.P.A Juan Pablo II dirigió su primer
mensaje al mundo, después de haber sido electo, dijo precisamente: “No tengáis
miedo, no tengáis miedo de abrir vuestro corazón a Cristo”. Quisiera que a
través de estas líneas resuene nuevamente en nuestro corazón el eco de estas
hermosas palabras. Ellas aluden a la reacción de Adán y Eva que ante su
conciencia de pecado deciden esconderse de Dios. Pero a pesar de nuestro
pecado, Dios fue al encuentro de Adán y Eva y vino a nuestro encuentro en
Cristo, allí, en su persona, lo que el pecado dividió, se juntó y se fundió en
un inmenso y eterno fuego de amor que nunca más hubo separación; me refiero a
la naturaleza divina y humana que en Cristo se hicieron una sola realidad:
Jesús, Dios y hombre verdadero. Pido al Señor nos conceda la gracia de no
escondernos más de Él, ni de los compromisos que entraña el acoger su llamado.
Que la gloria de Dios brille en nosotros y desde nosotros para los demás.
“Hoy les ha nacido, en el pueblo de David, un
Salvador, que es el Mesías, el Señor”. Esta
buena noticia es la que debe eliminar en nosotros el miedo. Cuando hizo falta y
desde entonces es así, el mismo Dios edificó un Sumo y Eterno Puente entre Él y
nosotros: Jesús de Nazaret. Él pagó por la afrenta con que nuestros pecados
ofendieron la majestad de Dios. Él es la roca perpetua que no se hunde, que
permanece inconmovible ante la tempestad, ante el mal, ante la furia del
infierno. En Él nada, ni nadie nos podrá vencer. Bendito Dios, tu Hijo Jesús es
el camino para que no se pierda ni uno solo, Él es el medio que escogiste para
que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
“Como señal, encontrarán ustedes al niño
envuelto en pañales y acostado en un establo”. Es curioso ver cómo justo después de anunciar los ángeles que ha
nacido el “Mesías”, el “Salvador”, el “Señor”; den como prueba de ello encontrar
al niño envuelto en pañales y acostado en un establo. ¿De qué manera la
sencillez de un niño en pañales y recostado en una pesebrera es signo de ser el
enviado del Señor del Universo, Creador de todo lo visible e invisible, el
Salvador y Dios hecho hombre? Pero, mis queridos hermanos, no es esto lo único
peculiar en esta historia; el mismo hecho de ser los pastores los primeros
invitados al pesebre es algo extraordinario. Los pastores eran tenidos por
parias, no gozaban de derechos civiles; como eran ignorantes de la ley divina y
por ende imposibilitados para practicarlas, eran considerados y tratados como a
las bestias que cuidaban, ritualmente impuros y sin ninguna posibilidad de redención.
Así como Dios sorprendió a Adán y a Eva con su actitud de perdón y redención
frente al pecado, lo mismo hace una y otra vez, en este caso con los pastores,
pero también hoy con cada uno de nosotros, pues es a nosotros y no sólo a los
santos a los que Dios nos envía a través de su Iglesia el mensaje de acercarnos
al pesebre e ir al encuentro de su muy amado Hijo para que así, recibidos por
Él, podamos establecer y vivir en plena comunión con Dios.
Dios
actúa en la sencillez, en la humildad de lo cotidiano, en su encarnación
esconde el imperio, la majestuosidad, el esplendor de su gloria, al punto de sólo
descubrir su presencia real por medio de la fe, pues en ese niño frágil, que
hasta Herodes puede intentar matar, se encuentra el Señor de señores y el Rey
de reyes. Sólo con un corazón y una actitud humilde podemos acercarnos y
permanecer en Él.
Ruego al
Señor que nos contagie la alegría que hoy siente la creación ante tan gran
misterio de amor, que al unísono el latir de nuestro corazón se una al canto de
los ángeles para entonar sin cesar: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra
paz a los hombres que ama el Señor”.
“Los
pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo
que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho”. (Lc 2,
20).
Desde lo
más profundo de mi corazón les deseo una feliz navidad, que el Señor les
conceda la gracia de buscar en ustedes su pesebre, su cuna para nacer y crecer
allí, en lo profundo de su ser.
QUEDAOS
SIEMPRE CON DIOS!
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