martes, 18 de marzo de 2014


“La coherencia entre fe y vida”. Por Iván Muvdi. Día 14 en travesía por el desierto cuaresmal:
Lectura del libro de Isaías (1,10.16-20):

Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: «Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid y litigaremos –dice el Señor–. Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana. Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis; si rehusáis y os rebeláis, la espada os comerá. Lo ha dicho el Señor.» Palabra de Dios.
 
Salmo Responsorial:
 
R/. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.
R/.

¿Por qué recitas mis preceptos y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?
R/.

Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú;
El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.»
R/.
 
Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Palabra del Señor.
 
1.   Dios no cesa de llamarnos a la conversión; un proceso que exige de nosotros compromiso y que debe ser radical, es decir, una decisión que se sostenga hasta el día de nuestra muerte. Cuando el profeta Isaías enuncia esta exhortación, Sodoma y Gomorra ya no existían, es decir, que compara a Israel y hoy a nosotros con el comportamiento de las personas que un día habitaron dichas regiones. Sabemos que la paga del pecado es la muerte y que por ende ésta fue la cosecha de esas dos ciudades; sin embargo, el propósito de Dios no es el de amenazarnos, no es su voluntad orientarnos hacia sí a través del miedo; por el contrario, es su amor lo que no ofrece como razón para cesar en nuestro empeño de darle la espalda: “Aunque vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve”; esto significa que siempre estará dispuesto a perdonarnos en la medida en que nos decidamos a arrepentirnos y enmendar nuestro camino. Las personas que se condenan a pasar su eternidad lejos de Dios, lo hace no porque Dios les castigue con tal suerte, sino porque, día tras día, pese a las innumerables oportunidades de la gracia divina, escogen vivir en esta vida lejos de Dios de tal suerte que habiendo escogido ese camino en este mundo, los conduzca esa misma vía al destino eterno que les apareja tal decisión. Que Dios nos libre de vivir como ciegos dando la espalda a lo único por lo cual vale la pena vivir.
2.   El cántico del salmista nos presenta, de parte de Dios, el tema de la coherencia entre fe y vida. Dice el cántico “no te reprocho tus holocaustos pues están en frente de Mi, pero ¿por qué recitas mis mandatos y tienes siempre en tu boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos? Y de una vez, con el responsorio para hoy nos muestra el Señor el camino a seguir: “Al que sigue buen camino, le haré ver la salvación de Dios”; como alguna vez lo diría el Señor al Maestro de la Ley y quedó consignado en el Evangelio para salud tuya y mía: “ves y haz tú lo mismo”.(Lc 10,37). (Parábola del Buen Samaritano Lc 10, 25 – 37).
3.   En el Evangelio se nos habla acerca de la hipocresía de aquellos que tenían por misión instruir de parte de Dios al pueblo pero que se aprovecharon de ello para alcanzar reverencias y posiciones sociales y políticas, pero peor aún, que se valieron de sus conocimientos para colocar cargas pesadas sobre los hombros de los sencillos y que les hicieron sentir que ni siquiera se salvarían por su ignorancia. El conocimiento y la misión a ellos confiada la utilizaron como en medio para sobresalir y oprimir a los más sencillos. Dirá Jesús: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Sería muy triste que de nosotros también se diga: “hagan lo que ellos dicen, más no lo que ellos hacen” ¿qué pasaría si eso lo dijeran tus hijos? ¿tus nietos? ¿tus empleados? ¿tu pareja? ¿Tu jefe (a)? Dios nos libre de tal desgracia. Con la certeza de que Fray ejemplo hace más que Fray palabra, trabajemos seriamente en nuestro interior y pidamos a Dios la gracia de ser coherentes entre lo que decimos y hacemos; entre lo que pensamos y la forma de vida en la que lo expresamos. Hoy el Señor nos llama a la coherencia. Quedaos con Dios.
 

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