“El Señor es compasivo y misericordioso”. Día
13 en travesía por el desierto cuaresmal. (por Iván Muvdi).
Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10):
Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos. Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos, los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes. Tú, Señor, tienes razón, a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por sus siervos, los profetas. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial:
R/. Señor, no
nos trates
como merecen nuestros pecados.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia
el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R/.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/.
como merecen nuestros pecados.
No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia
el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R/.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» Palabra del Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» Palabra del Señor.
1. En la primera lectura, se nos
muestra a un Profeta Daniel, realizando en oración un profundo examen de
conciencia en donde, reconoce en nombre de su pueblo, todas las transgresiones
al amor y voluntad de Dios a lo largo de la historia. De igual manera, ojalá
también nosotros, después de darle gracias a Dios por todos sus beneficios,
adquiramos una conciencia expiatoria y reparadora por todas los pecados con que
nosotros, pero también con que el mundo ha ofendido a Dios, pese a su amor y sacrificio:
¿Cuántos abortos? ¿Cuántas eutanasias y demás homicidios? ¿Cuánta injusticia
que ha llevado a continentes completos a morir de hambre y de sed? ¿Cuántas
guerras en nombre de Dios? ¿Cuánto odio y resentimientos? ¿Cuántas familias
destruidas? ¿Cuántos viven encadenados al alcohol, las drogas, la pornografía,
la promiscuidad sexual? ¿Cuántas situaciones y condiciones pecaminosas se
defienden como derechos y se pretenden imponen al resto de la sociedad como
situaciones normales y morales? ¿Cuántos malos ejemplos de nuestra parte, de
nuestros sacerdotes? ¿Cuánta maledicencia contra la Iglesia por causa de nuestros
pecados? ¿Cuántos sagrarios en soledad? ¿Cuántas comuniones sacrílegas? ¿Cuánta
división, incluso al interior de la Iglesia? Etc. Señor, ten misericordia de
nosotros porque hemos pecado contra Ti. De igual modo, al igual que el profeta
Daniel, debemos tener presente, aunque sin abusar por ello, que el Señor es
clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en piedad.
2. El salmista ruega a Dios que no nos
trate como lo merecemos por nuestros pecados. Dios nos ama tanto que
ciertamente, pese a nuestra maldad, persiste en amarnos y espera con ansias
nuestra conversión para lo cual no nos niega su gracia. Es un hecho probado que
Dios no nos trata según nuestros pecados sino según su corazón de Padre amoroso
y misericordioso. Esto no debe ser excusa para persistir en nuestra maldad
abusando del amor de Dios y cayendo por ello en el pecado de presunción. El
amor de Dios no debe movernos al abuso y al libertinaje, debe movernos al amor:
“Muéveme, Señor, el verte clavado en una cruz… Aún si no hubiera cielo, yo te
amara, aún si no hubiera infierno, te temiera…Pues lo que me mueve a amarte no
es el interés de un premio o el miedo a un castigo; muéveme tu amor eterno.
3. En el Evangelio de hoy, Jesús nos
recalca la compasión y misericordia de Dios que comprende nuestra fragilidad y
que por ende nos sostiene con su gracia. Pero deriva de ello otro asunto no
menos importante: si Dios es misericordioso, ¿quiénes somos nosotros para negar
el perdón a nuestros hermanos? ¿quiénes para condenar al odio o al resentimiento
a aquellos que una vez estuvieron en nuestro camino? Jesús nos dice que la
misma vara que usemos para medir, se usará para medirnos a nosotros. Quien
practica la misericordia, la hallará sin medida cuando requiera de ella.
Quedaos con Dios que brilla como un sol para justos e injustos e imitadle en su
amor y misericordia.
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