“Fidelidad en el
amor”. Día 11 en el desierto Cuaresmal: (Reflexión de las lecturas bíblicas
para el día 15 de marzo).
Lectura del libro del Deuteronomio (26,16-19):
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Hoy te manda el Señor, tu Dios, que cumplas estos mandatos y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma. Hoy te has comprometido a aceptar lo que el Señor te propone: Que él será tu Dios, que tú irás por sus caminos, guardarás sus mandatos, preceptos y decretos, y escucharás su voz. Hoy se compromete el Señor a aceptar lo que tú le propones Que serás su propio pueblo, como te prometió, que guardarás todos sus preceptos, que él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y que serás el pueblo santo del Señor, como ha dicho.» Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
R/. Dichoso
el que camina en la voluntad del Señor.
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas. R/.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones. R/.
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.
Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas. R/.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.» Palabra del Señor.
1. En la primera lectura
de hoy, tomada del libro del Deuteronomio, se nos narra la exhortación de
Moisés al pueblo de Israel a acoger en alianza los mandatos del Señor, a
escoger sus caminos y a preferir y escuchar su voz. La fidelidad podemos
definirla como “no traicionar en la oscuridad lo que se dice a plena luz del
día”. El Señor nos hizo pueblo sacerdotal, nación santa y consagrada. Es
nuestro deber empeñarnos en el esfuerzo de ser santos y de hacer santas todas
las cosas. Oh, Señor, que mis pies no se aparten de tu camino y si mi
fragilidad me desvía, entonces te pido, que como Buen Pastor, vengas en busca
de esta oveja perdida en el frío y la soledad de la noche y me conduzcas al
aprisco, a salvo bajo el calor de tu amor y protección.
2. El salmista canta “dicho
el que camina en la voluntad del Señor”. ¿Por qué dichoso? ¿Qué siente un hijo
que se empeña por amar y complacer a su Padre? Qué consuelo saber que a pesar
de nuestras falencias, podamos ofrecer a Dios en la medida de nuestra capacidad
todo cuanto nos sea posible darle. Amor, con amor se paga y la prueba de su
amor fue la sangre de su Hijo. ¡Oh Sangre y Agua que brotaste del Sacratísimo
Corazón de Jesús como manantial de misericordia para nosotros, en ti confío”.
3. En el Evangelio, Jesús
nos recuerda que, la plenitud de la ley se realiza en el amor. Quien ama con un
amor puro que se entrega sin esperar nada a cambio, un amor que está por encima
de lo material, de lo carnal; es imposible que atente contra alguno de los 10
mandamientos; por eso San Agustín nos dirá: “ama y haz lo que quieras”. Sólo en
Jesús descubrimos que la medida del amor, es el amor sin medida. Aunque en este
mundo no habrá felicidad completa, obtendrá lo mejor de él quien se sabe amado
por Dios y vive para amarlo a Él y a su prójimo, especialmente, los más
necesitados. No olvidemos que no se puede asociar necesidad sólo con dinero.
Muchas veces, quienes están más cerca de nosotros, tienen necesidad de una
caricia, de un te quiero, de ser escuchados, de sentirse que los consideramos,
que son importantes para nosotros. Quedaos con Dios!
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