jueves, 27 de febrero de 2014


“Para mí, el vivir es Cristo”. Por Iván Muvdi.


Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,1-6):


Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste. Palabra de Dios.

 

Salmo Responsorial:

 
R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.


Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor.
R/.

Y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
R/.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
R/.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R/.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
R/.


 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,41-50):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.» Palabra del Señor.


 El mensaje de la Palabra de Dios que nos presenta la liturgia de hoy tiene que ver con el testimonio cristiano; es decir, la importancia del ejemplo que damos a los que nos rodean. En el diccionario, se nos dice que el término proviene del latín testimonium y está vinculado a una demostración o evidencia de la veracidad de una cosa.

Entre nosotros, los creyentes, es muy frecuente encontrar un sinnúmero de personas que desdicen con sus acciones lo que profesan con sus labios. El Señor Jesús nos invita a esforzarnos porque haya convergencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Principalmente, debemos evitar que nuestra conducta o nuestro lenguaje no lleve a que otros pequen pues si hemos sido bautizados ello indica que hemos sido colocados en medio de este mundo para que al ser otros cristos por el bautismo, seamos un signo de su amor, de su presencia siempre operante y de su gracia y santidad. La sabiduría popular nos dice: “Lo que haces me grita tan fuerte que no me deja escuchar lo que dices” o también “Fray ejemplo hace más que Fray palabra”. Coherencia entre fe y vida; entre principios morales y convicciones personales. Un auténtico cristiano no acolita el aborto, la eutanasia, los “matrimonios” homosexuales, explotación del ser humano, etc.

“EL QUE DICE QUE ESTÁ UNIDO A DIOS, DEBE VIVIR COMO VIVIÓ JESUCRISTO.”

Pidámosle a Dios que nos conceda la generosidad suficiente y la voluntad férrea para optar siempre por Él y ser sus auténticos testigos.

Testimonio es también el objeto, que en una carrera de relevos, un corredor pasa a otro. Cristo va delante, nos espera en el cielo donde nos ha preparado una morada; nos ha dado el testimonio para que corramos el camino de los mandatos de Dios ¿qué vamos a hacer?

QUEDAOS CON DIOS!


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