jueves, 27 de febrero de 2014


“Para mí, el vivir es Cristo”. Por Iván Muvdi.


Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,1-6):


Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste. Palabra de Dios.

 

Salmo Responsorial:

 
R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.


Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor.
R/.

Y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
R/.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
R/.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R/.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
R/.


 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,41-50):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.» Palabra del Señor.


 El mensaje de la Palabra de Dios que nos presenta la liturgia de hoy tiene que ver con el testimonio cristiano; es decir, la importancia del ejemplo que damos a los que nos rodean. En el diccionario, se nos dice que el término proviene del latín testimonium y está vinculado a una demostración o evidencia de la veracidad de una cosa.

Entre nosotros, los creyentes, es muy frecuente encontrar un sinnúmero de personas que desdicen con sus acciones lo que profesan con sus labios. El Señor Jesús nos invita a esforzarnos porque haya convergencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Principalmente, debemos evitar que nuestra conducta o nuestro lenguaje no lleve a que otros pequen pues si hemos sido bautizados ello indica que hemos sido colocados en medio de este mundo para que al ser otros cristos por el bautismo, seamos un signo de su amor, de su presencia siempre operante y de su gracia y santidad. La sabiduría popular nos dice: “Lo que haces me grita tan fuerte que no me deja escuchar lo que dices” o también “Fray ejemplo hace más que Fray palabra”. Coherencia entre fe y vida; entre principios morales y convicciones personales. Un auténtico cristiano no acolita el aborto, la eutanasia, los “matrimonios” homosexuales, explotación del ser humano, etc.

“EL QUE DICE QUE ESTÁ UNIDO A DIOS, DEBE VIVIR COMO VIVIÓ JESUCRISTO.”

Pidámosle a Dios que nos conceda la generosidad suficiente y la voluntad férrea para optar siempre por Él y ser sus auténticos testigos.

Testimonio es también el objeto, que en una carrera de relevos, un corredor pasa a otro. Cristo va delante, nos espera en el cielo donde nos ha preparado una morada; nos ha dado el testimonio para que corramos el camino de los mandatos de Dios ¿qué vamos a hacer?

QUEDAOS CON DIOS!


miércoles, 26 de febrero de 2014


“EN LO ESENCIAL, UNIDAD”. Por Iván Muvdi.



Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»
Palabra del Señor.

 El Evangelio de hoy trae para nosotros una gran lección de caridad, humildad y unidad. Unos de los discípulos preguntan a Jesús si le prohíben a algunas personas que hablen o actúen en su nombre porque no pertenecen al grupo de los 12. Se dice que las guerras de este siglo serán por agua y por religión. Ya los conflictos religiosos los estamos viendo, cada vez más recrudecidos, debido a que cada grupo con tendencia sectaria se siente dueño de la verdad absoluta. Las religiones, por distintas que éstas sean, deben servir al amor fraterno, a generar lazos de unidad, a contribuir por la humanización del mundo que cada vez más se pierde en el materialismo y el hedonismo. Sin embargo, basta con que se nos diga que alguien a nuestro alrededor tenga una religión distinta o piense diferente a nosotros para que de una vez sintamos cierta desconfianza y prevención. Las diversas espiritualidades deberían construir puentes y no muros entre nosotros y para ello es indispensable el respeto, la tolerancia y la caridad. San Agustín nos enseña: en lo esencial, unidad; en lo no esencial, diversidad; pero en todo, caridad.

Así le llamemos diferente, todos los que nos consideramos creyentes, buscamos amar, adorar y servir al único Señor y Creador de todo lo que existe.

Los discípulos no escaparon a esta realidad. Al fin y al cabo eran ellos el grupo selecto que convivía más cerca de Jesús, en su círculo más íntimo; ¿por qué permitir que otros anuncien o actúen en nombre de Cristo? ¿Por qué no tener nosotros el monopolio de Dios? Jesús declara su posición: “el que no está contra nosotros, está a nuestro favor”, “no le impidáis que hablen de Mí”.

Sueño con que seamos capaces de desviar la mirada de aquello que nos separa y la centremos en aquello que nos une para construir desde allí una mejor sociedad y un mejor mundo que está perdido en su maldad y que se desconcierta por la división y el mal ejemplo que brindan los que dicen creer.

lunes, 24 de febrero de 2014


“JESÚS SANA A UN MUCHACHO QUE TENÍA UN ESPÍRITU INMUNDO".



Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,14-29):


En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.

Él les preguntó: « ¿De qué discutís?» Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó: « ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: « ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»

Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó: « ¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»

Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.

Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: « ¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»

Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.» PALABRA DEL SEÑOR.

 
-"Todo le es posible al que cree" "Creo. Ayuda a mi incredulidad" Sí, es Fe lo que Jesús  quiere de nosotros. Es la Fe lo que pide a los que le rodean. Su gran sufrimiento es que en su  entorno las gentes no creen y Él sabe las maravillas que la Fe es capaz de hacer.

El padre del muchacho enfermo y poseído intuye todo esto, y, a la invitación de Jesús, hace una admirable  "profesión de Fe"... admirable porque está llena de modestia. "¡Sí, creo! Pero, Señor, ven a  robustecer mi pobre fe, pues siento ¡que no creo todavía lo suficiente, lo necesario paras que toda mi vida sea un milagro!

 - Los discípulos le preguntan: ¿Por qué no hemos podido echarle nosotros? Jesús les dice: "esta especie de espíritus no puede ser expulsada por  ningún medio si no es por el ayuno y la oración. El ayuno a pan y agua, busca, entre otras cosas, que experimentemos nuestra poquedad y por ende nuestra necesidad de Dios. El pan es el alimento de los pobres y el agua es signo de vida y purificación. No sólo de pan vive el hombre; la verdadera vida le viene de Dios. Por sí solos no podemos dar los frutos que Dios espera de nosotros; sólo por Cristo, con Él y en Él, por medio de la gracia del Espíritu Santo podremos dar los frutos que ofrece la rama que vive pegada a su tronco. Él es la vid verdadera y nosotros sus sarmientos.

Los apóstoles por sí mismos, humanamente son radicalmente incapaces de hacer una  OBRA DIVINA: su poder les viene de Dios y encuentra su fuente en la oración. El ayuno se nos presenta también como un poderoso medio de unión con Dios y de apertura a su gracia.

 -El espíritu impuro salió del muchacho dejándolo como un cadáver, de suerte que  muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, tomándolo de la mano, le levantó y se mantuvo  en pie.

 Este milagro tiene un tono pascual: muerte y resurrección.

 Esto evoca la impotencia radical del hombre, de la cual sólo Dios puede librarnos. La  fatalidad última y esencial sólo puede ser vencida por Dios: ¡Únicamente la fe y la plegaria  humilde pueden liberarnos de esta fatalidad y de este miedo!


domingo, 23 de febrero de 2014


“Sed perfectos como vuestro Padre Celestial”:



Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente." Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.» Palabra del Señor.

Las relaciones con el prójimo son vistas desde la perspectiva de la misericordia. El cristiano no es aquel que tiene el oficio de condenar, sino la tarea de ser benigno e indulgente; es aquel que, como el Padre del cielo, otorga misericordia y encuentra el gozo en la donación.

¿Qué es, entonces, la imitación de Jesucristo? Advirtamos en primer lugar que, para imitar a Jesucristo, ha de hacerse previamente conforme con su imagen, ser cualificado para obrar de esa forma. Esto supone una primera intervención de la Iglesia, la del bautismo. Al introducir al hombre en el Cuerpo de Cristo, el bautismo le capacita para obrar como hijo adoptivo del Padre, vinculado al Hijo único, y en obediencia a su condición terrestre de criatura. Pero la intervención de la Iglesia no se detiene ahí; se requiere constantemente en la activación de esa capacidad. Para comportarse como hijo adoptivo del Padre, hay que mantenerse constantemente bajo la acción de la gracia interior y dejarse modelar por los sacramentos.

El fruto propio de esta acción eclesial es la de arrancar al creyente de las más diversas tentaciones de evasión para hacerle cada vez más disponible para el acontecimiento y a lo que Dios quiere decir a cada uno por medio de él. Y son los acontecimientos de la vida cotidiana, donde quiera que se produzcan y cualquiera sea su amplitud, los que interrogan sin cesar la fe del cristiano y constituyen el terreno en el que toman cuerpo la obediencia a la condición de criatura. Imitar a Jesucristo no es atribuirse competencias determinadas de antemano, sino presentarse ante el acontecimiento como Él lo ha hecho, en una aceptación total, es seguirle en su Pasión, es decir, en el Acontecimiento por excelencia.

La alternativa de Jesús propone la superación del concepto de enemigo en base a la actuación de Dios Padre, quien desconoce por completo este concepto.

Jesús opone a la ley del talión el mandamiento del amor. Sus discípulos no deben pagar con la misma moneda, no deben responder con mal a los que les hacen mal.

Jesús es el primero que extiende el amor a todos los hombres sin excepción alguna abrazando con él hasta a los enemigos. Según sabemos por los escritos de Qumrân, los esenios exigían amar a todos los que Dios ama y odiar a los que Dios no ama. Pero Jesús proclama que Dios no hace distinciones y que hace salir el sol para buenos y malos, justos y pecadores. Por eso los hijos de Dios deben amar también sin fronteras.

Amar a los que nos aman es natural y no trasciende la equidad de la ley, por lo tanto no la colma con exceso de amor. En realidad, el verdadero amor sólo se muestra en el amor verdaderamente gratuito, que no busca lo suyo ni la simple correspondencia. Esto es lo extraordinario y la verdadera perfección. En esto se manifiesta la bondad de Dios. Los discípulos de Jesús deben dar señales de la nueva vida y del reino futuro, no pueden contentarse con las generales de la ley.

 

viernes, 21 de febrero de 2014


“Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme.”


Lectura del santo evangelio según san Marcos:


En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles.»

Y añadió: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.» PALABRA DEL SEÑOR.
Jesús, llamando a la muchedumbre y a sus discípulos les dijo: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Jesús acaba de anunciar la "cruz para sí". Decididamente, el evangelio está dando un viraje: habla inmediatamente de la "cruz para los discípulos". El único camino de la gloria es el de la cruz, tanto para sus discípulos como para él.

Y esta exigencia es enseñada no sólo a los Doce, sino a la muchedumbre: no hay dos categorías de cristianos... algunos que deberían aplicar a su vida exigencias más fuertes, y la masa, más ordinaria, de cristianos medianos.

No, Jesús lo dice a todos.

La existencia del cristiano está definida por la de Jesús: seguir e imitar... reproducir y estar en comunión... venir a ser otro Cristo...

Para los primeros lectores de Marcos en Roma, esto significaba precisamente que un candidato al bautismo era a la vez candidato al martirio: ser cristiano implicaba un cierto peligro, y la decisión debía hacerse con pleno conocimiento de causa Si Jesús invita a "sacrificar su vida", es que también puede "salvarla": la resurrección para Jesús como para los discípulos se halla efectivamente en esto.

"Perder su vida". No hay vida cristiana sin renuncia de sí mismo. La vida, siguiendo el evangelio, no es una vida fácil.

El discípulo tiene que "negarse" a sí mismo, esto es, tiene que aceptar -a diferencia de Pedro- el proyecto mesiánico de Cristo, invirtiendo de esta manera la imagen de Dios que se había construido y purificando radicalmente las esperanzas que había cultivado hasta entonces.

El discípulo tiene que proyectar su existencia en términos de entrega, no de posesión: "El que quiera asegurar su vida la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí y por el Evangelio se salvará". Hay que evitar absolutamente leer estas palabras en una clave dualista: renunciar a esta vida terrena por la celestial, a los valores materiales por los espirituales. Nada de esto. Jesús afirma que la vida entera, material y espiritual, se posee únicamente en la entrega de sí mismo. Vale la pena que insistamos: Jesús no nos pide que renunciemos a la vida (a esta vida, para que tengamos otra), sino que exige que cambiemos el proyecto de esta vida. No se trata de una renuncia a la vida, sino de un proyecto de la misma en la línea del amor.

La oposición está en el proyecto del hombre y el proyecto de Dios, entre dos modos posibles de conducir la existencia. No está en juego una vida en lugar de la otra, no se trata de elegir simplemente entre esta vida y la vida futura. Está en juego toda la existencia; la elección hay que hacerla entre una vida "llena" y una vida "vacía".


miércoles, 19 de febrero de 2014


“La sanación del ciego de Betsaida”.


Lectura del santo Evangelio según San Marcos (8,22-26):

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?» Empezó a distinguir y dijo: «Veo hombres, me parecen árboles, pero andan.»

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró; estaba curado, y veía todo con claridad.

Jesús lo mandó a casa diciéndole: «No se lo digas a nadie en el pueblo.» Palabra del Señor.

 -Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Le llevaron un ciego. Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea...

Siempre hemos de notar que Dios, cuando nos acercamos a Él con un corazón sincero, responde con un don mayor. Le pidieron que tocara al ciego y no se conformó con ello, lo tomó de la mano, lo condujo por el camino y le sanó.

¡Qué esperanza debió suscitar en el corazón del ciego! mientras iban los dos, de la mano.

Si Jesús le lleva "fuera de la aldea", es para esconder en lo posible su milagro. Es también un detalle histórico, pero del cual conocemos bien la significación teológica: el "secreto mesiánico"... Cristo no será realmente comprensible sino después de la cruz, y la resurrección.

-Y poniéndole saliva sobre los ojos le impuso las manos.

Son los mismos gestos que, en tiempo de san Pedro se hacían sobre los catecúmenos, para conducirlos de la incredulidad a la iluminación de la fe. Teológicamente hay que relacionar este milagro con el de la curación del "sordomudo".

Marcos piensa evidentemente en el "bautismo": los gestos de los dos milagros son gestos "litúrgicos"... y por esos gestos de Cristo, todo el ser del hombre queda sano. Los tres "sentidos" importantes para la comunicación del hombre con el mundo y con sus hermanos son rehabilitados y renovados: el sentido del oído, el sentido de la palabra, el sentido de la vista ¡He aquí lo que la fe hace en nosotros hoy! El bautismo nos abre a un universo nuevo, solamente transformado desde el interior: oír a Dios que nos habla a través de los acontecimientos y a través de la palabra de nuestros hermanos, ver a Dios que obra en el núcleo de nuestras vidas y de la vida del mundo, y llegar a ser capaz de poder hablar de todo ello.

-El hombre empezaba a ver... Seguidamente Jesús le impuso las manos sobre los ojos por segunda vez y el hombre empezó a ver mejor: recobró la vista, y vio claramente todos los objetos...

Marcos insiste, evidentemente, sobre esta curación en dos tiempos, que se va haciendo progresivamente, a través de este detalle histórico ve la lentitud del caminar hacia la fe plena: hoy también avanzamos muy lentamente por ese camino... y nos quedamos medio ciegos por mucho tiempo.

¡Abre nuestros ojos, Señor! Para dejarnos conducir por Ti, para que sepamos reconocer la dignidad de cada ser humano y no les veamos como simples árboles que caminan.

¡Quedaos con Dios!

 


martes, 18 de febrero de 2014


“Si buscas una corona de gloria, debes cuidarte de la levadura de este mundo.”


Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,12-18):


Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. PALABRA DE DIOS.

 

Salmo Responsorial:

 

R/. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.
R/.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón.
R/.

Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia.
R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):


En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca.

Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»

Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: « ¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»

« ¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»

Le respondieron: «Siete.»

Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?» PALABRA DEL SEÑOR.

 En la primera lectura, el apóstol Santiago nos enseña que el mal, lo que daña es pasajero. Es una «prueba», en el sentido moderno de la palabra, cuando se «pone a prueba una máquina, o cualquier elemento técnico» para asegurarse de su «valor», calidad y buen estado.

Lo mismo ocurre con el hombre que, destinado al gozo y a la felicidad, pero habiendo de pasar por la prueba... recibirá la «corona de la vida», una vez reconocido su «valor». Si cree en ello, ya desde ahora el hombre puede hallar gozo en sus pruebas, sabiendo lo que «Dios ha prometido»: se trata aquí de la virtud de la esperanza.

Una «corona de la vida» (I Corintios 9, 25; Apocalipsis 2, 10): símbolo de alegría, de felicidad, de victoria... recompensa mesiánica, prometida para los últimos tiempos.

Para entender el Evangelio, es preciso tener en cuenta que, la fiesta de la pascua implicaba, entre otras cosas, el rito de comer panes no fermentados. La levadura era considerada como signo y causa de corrupción. La pascua era la fiesta de la novedad, de la renuncia a lo viejo, de la búsqueda de un Dios que se revela en lo nuevo. El NT profundiza este sentido de la novedad y ve en Jesús el ácimo por excelencia, el hombre nuevo frente al hombre viejo (1 Co 6,6-8; 15, 20-23; Rm 6,1-11). Así queda patente cómo la levadura se pone en relación con la maldad y la bondad: "Rechazad la vieja levadura, para llegar a ser una masa nueva, ya que sois ácimos... Celebremos, pues, la fiesta, no con el fermento antiguo, ni con el fermento de la maldad o de la iniquidad, sino con los ácimos de la pureza y de la verdad" (/1Co/05/07-08).

La levadura de los fariseos era la soberbia, la autosuficiencia, el creerse mejor que los demás, era la hipocresía. La levadura de Herodes era la lujuria, el afán de poder y dominación, era el libertinaje, su afán por buscar la gloria humana.

Purifícanos, Señor, del "fermento" de la suficiencia, sánanos de nuestras certidumbres orgullosas. Mantén en nosotros, Señor, un espíritu de búsqueda.


sábado, 15 de febrero de 2014


¿Qué nos mueve al actuar? ¿Nuestro interés personal o la intención de servir? Por Iván Muvdi.

Lectura del primer libro de los Reyes.
  En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra. Palabra de Dios.
 
Salmo Responsorial:
 
R/. Acuérdate de mí, Señor,
por amor a tu pueblo
.

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas.
R/.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.
R/.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el pais de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
R/.
 
Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: « ¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: « ¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
 Meditación:
En las lecturas correspondientes al día de hoy, se nos presenta un contraste entre la actitud de Jeroboam, un sirviente del Rey Salomón que se convirtió en rey una vez que, por causa del pecado de idolatría de aquel, el reino se dividió; y la de Jesús que obra el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces.
Por una parte, Jeroboam, que de siervo ha pasado a señor; tiene miedo de perder lo que ha alcanzado ya que, a pesar de ser el rey de 10 de las 12 tribus de Israel, no poseía en su territorio el templo construido por Salomón y temía que, por esta razón, sus súbditos se fueran al Reino de Judá para adorar a Dios allá. Su solución fue construir dos becerros de oro, colocarlos en dos ciudades distintas y nombrar a cualquiera como sacerdote. Esto no fue más que las medidas desesperadas de quien se aferra al poder temporal sin importarle las disposiciones divinas. En el afán de dominar, Jeroboán lleva al pueblo al error, al pecado, suplantando a Dios por dos imágenes hechas por él mismo: “este es tu Dios que te sacó de Egipto”, supuestamente bajo una noble apariencia: “los becerros simbolizaban la fuerza de Yahvéh”. Pero las personas adoraron a los becerros igual que ya lo habían hecho sus antepasados en el desierto.
En el otro extremo, tenemos a Cristo, Señor de señores, Creador y Amo del universo; ve a la multitud y lo que piensa no tiene nada que ver con que le crean y lo tengan a Él por centro, a pesar de que no merece menos que eso. Los milagros no son un medio para aumentar la popularidad de Jesús y ganar adeptos. Es la confirmación de que Dios cumple lo que promete y de que ciertamente habita entre nosotros. Jesús no piensa en sí, ni en sus intereses, piensa en el bienestar de quienes le han seguido, piensa en que no desfallezcan por los caminos por causa del hambre. Qué gran ejemplo y qué actual sobre todo en esta época electoral. Es común por estos días que quienes aspiran a cargos públicos de elección popular prometan y prometan cosas a sus electores bajo la apariencia de la búsqueda del bien común, del trabajo por la comunidad, del interés de llevar desarrollo social; sin embargo, aunque no se puede generalizar, todos sabemos cuál es la constante. Tenemos a un alcalde, por ejemplo, aferrado al poder que en este afán a recurrido hasta la interposición de una avalancha de tutelas motivando a las masas para ello, pero antes, vendiéndoles la idea de que él trabaja por los pobres y que son los ricos los que pretenden sacarlo del poder. Enfrentando a la sociedad aspira lograr su propósito. Sin embargo, no se promueve una avalancha de tutelas para defender los derechos del enfermo frente al pésimo estado del sistema de salud; los derechos del  anciano que prácticamente tiene que rogar para que le devuelvan los aportes que le pertenecen por concepto de pensión (además de que se los demoran, le quitan un 20% a pesar de que trabajaron con su dinero por más de 20 años), los derechos de la juventud para poder tener acceso fácil a la educación, etc. Los “reyes” de hoy se presentan ante los más vulnerables como “salvadores” dispuestos a buscar las soluciones que demanda la problemática social, pero una vez investidos de las facultades para hacerlo, se olvidan de todo y de todos; incluso para lograr este propósito compran las conciencias por medio de míseras limosnas, por mercaditos, por cemento, ladrillos o tejas.
Pidamos al Señor que nos conceda dirigentes y pastores según su corazón, que nos ayude a todos a mirar más allá de los intereses personales, a reconocerlo sólo a Él como nuestro único Dios y Salvador y a compartir, de lo mucho o poco que tengamos con aquellos que no tienen nada.
Quedaos con Dios!
 

jueves, 13 de febrero de 2014


“Sólo hay un Señor, y sólo a Él se le adora”. Por Iván Muvdi M.

LECTURAS DEL DÍA:


Lectura del primer libro de los Reyes (11,4-13):


Cuando el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor como el corazón de David, su padre. Salomón siguió a Astarté, diosa de los fenicios, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor como su padre David. Entonces construyó una ermita a Camós, ídolo de Moab, en el monte que se alza frente a Jerusalén, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo otro tanto para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden.

Entonces el Señor le dijo: «Por haberle portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un siervo tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida.» Palabra de Dios.

 
Salmo Responsorial:

R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación.
R/.

Emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;
adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos.
R/.

Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad.
R/.

 
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,24-30):

En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado. PALABRA DEL SEÑOR.


En la primera lectura de hoy constatamos el grave pecado de idolatría que hizo desviar el corazón de Salomón a pesar de ser un anciano. Se supone que los años nos hacen sabios, pero la verdadera sabiduría es el conocimiento de Cristo y la obediencia fiel de sus mandatos; lo demás, sería simple conocimiento almacenado en el cerebro. La sabiduría según Dios, es una persona, su propio Hijo, que es el logos, el conocimiento perfecto de Dios, la plenitud de su revelación.

Esto debe darnos a entender que siempre hay que tener el corazón alerta pues al menor descuido, el enemigo de las almas, no dudará en colocarnos el obstáculo que podría hacernos caer. Decían los grandes santos de la antigüedad: “el que obedece, no se equivoca”. La humildad nos ayuda a reconocernos siempre necesitados, siempre con sed de Dios. Salomón se olvidó cuál era la fuente de su éxito, de su fama, de su riqueza, de su sabiduría, de su felicidad. Esta actitud contrasta con la de la mujer siriofenicia que va al encuentro de Jesús porque su hija está poseída por un demonio. Al no ser judía y debido a que la misión de Cristo inicialmente se centraba en  este pueblo le hace caer en la cuenta de ello con una frase que a simple vista es difícil de entender: “no está bien quitarle el pan a los hijos y dárselo a  los perros”; pero lejos de sentirse ofendida esta mujer, no duda en insistir porque en el fondo de su ser y por la fe que tiene, sabe que Jesús la complacerá, y le contesta: “Aún los perros se alimentan de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Fue humilde, fue perseverante, su petición estuvo basada en la fe, llena de confianza en el amor de Dios y se abre a su respuesta… y el milagro ocurre. Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Qué gran ejemplo para nosotros que podemos a veces sentirnos tentados a abandonar la oración porque no recibimos lo que pedimos. Enseña Santo Tomás que “la verdadera oración es infaliblemente eficaz, porque Dios, que nunca se vuelve atrás, ha decretado que así sea.”

La oración es uno de los más grandes recursos que tenemos, junto a los sacramentos, para perseverar en nuestro proceso de conversión, para recibir la gracia de Dios y atraer sobre nosotros una lluvia de bendiciones para nuestra alma y para satisfacer nuestras necesidades temporales. Digámosle al Señor: “Maestro enséñanos a orar”, “aumenta nuestra fe”, “quédate con nosotros”; y seguramente Él, como en Emaús, se quedará en nosotros.

Quedaos con Dios!



miércoles, 12 de febrero de 2014


Oh, Señor: haz nuestro corazón semejante al tuyo. Por Iván Muvdi.


Lectura del primer libro de los Reyes (10,1-10):

En aquellos días, la reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarle con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.
Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada y dijo al rey: «¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos que están siempre en tu presencia, aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!»
La reina regaló al rey cuatro mil quilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Saba regaló al rey Salomón. Palabra de Dios.

 

Salmo Responsorial:

R/. La boca del justo expone la sabiduría

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho, como el mediodía. R/.

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho:
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan. R/.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,14-23):

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: « ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro." PALABRA DEL SEÑOR.

Meditación:

En la liturgia de la palabra del día de ayer, se nos proponía como tema el evitar que nuestro culto fuera algo vacío, algo de simple apariencia externa. Esta reflexión que nos hace el Señor derivó del reclamo de los fariseos a los apóstoles por no cumplir con el rito de purificación. Las tradiciones humanas se habían colocado por encima de los mandatos divinos.

El día de hoy, se nos habla sobre qué es lo que hace impuro al hombre y sobre todo de dónde viene esa impureza.

En este sentido, debemos entender la primera lectura. Salomón y todo su esplendor. Sabemos que Dios le dio una sabiduría sin igual. Sin embargo, los dones que de Dios recibimos son medios para alcanzar un único fin, son caminos para servirle a Él y a su pueblo y para que nuestra relación filial y fraternal sea cada vez más estrecha. Pero, por otra parte, cuando los bienes y los dones que hemos recibido dejan de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismo, terminan alejándonos de Dios, pues nos pueden llevar al terrible error de la autosuficiencia, de la auto afirmación, de mirar a los demás por encima del hombre. Así sucedió a los fariseos cuya piedad era grande, pero los llevó a sentirse por encima del resto de sus hermanos.

Salomón se confió y ya hacia el final de su vida terminó desviando su corazón adorando a dioses extranjeros. “Velad y orad para que no entréis en tentación”, “el espíritu está presto pera la carne es débil”; estas frases serían parte del testamento que Jesús empezó a escribir desde el Huerto de los Olivos.

Son muchos los ataques que recibimos, ya sea, del demonio, el mundo o la carne. Debemos ser centinelas que siempre velan para que la fortaleza no caiga. Que no se cumpla en nosotros lo que anunció el profeta: “Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar. Se acuestan y desvarían; les encanta dormitar”. Is 56,10.

Es nuestra tarea abrirnos a la gracia de Dios para colocar nuestro corazón en sintonía con el latir de Dios: “tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús, que no hizo alarde de su categoría de Dios; por el contrario, se anonadó a sí mismo hasta tomar la condición de esclavo”.

Que el Señor nos conceda la gracia de estar atentos a rechazar, a no secundar todo aquello que no viene de Dios, que no es de su agrado.

Oh, Señor; habita nuestro corazón y que tu gracia extinga todo aquello que de Ti pueda separarnos. Que cada uno de nosotros sea para sus hermanos, Cristo que pasa, esparciendo la semilla del amor, de la paz, de la reconciliación, de la fidelidad, aún en los terrenos más recónditos y áridos de esta civilización moderna.

Quedaos con Dios!

 

 



martes, 11 de febrero de 2014


"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” Por Iván Muvdi.


                             LECTURAS DEL DÍA:
 
Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige
en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.» PALABRA DE DIOS.

 
Salmo Responsorial:

R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.

 
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: « ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»

Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.» PALABRA DEL SEÑOR.

 MEDITACIÓN:
 

 
Centrando nuestra reflexión en el Evangelio, podemos notar que se presenta un desacuerdo entre Cristo y los grupos religiosos más influyentes de esa sociedad. Ellos centran la discusión en la pureza ritual basada en tradiciones humanas que lejos de reforzar la espiritualidad que deriva de las enseñanzas divinas, terminaban anulándolas y colocando las enseñanzas propias en lugar de lo preceptuado por Dios. Jesús, en cambio, centra su posición en la pureza que realmente cuenta ante Dios.
En este sentido podemos entender la primera lectura. Salomón, consciente de la majestad de Dios, de su infinitud, sabe que es inabarcable y que por ende, si Dios les concede habitar en un templo construido por el hombre es por pura gracia y misericordia.
Ninguno de nosotros es digno de la misericordia, el amor y la gracia de Dios; si Él nos ha creado, si nos sostiene con su providencia, si derramó su Sangre por nosotros, si ha hecho de cada uno de nosotros un templo vivo, no es sino la consecuencia de una amor eterno y gratuito.
+Es lamentable ver cómo, el hombre moderno, en aras de un supuesto avance y desarrollo ha venido aceptando ciertas costumbres, conductas y leyes que atentan directamente contra la voluntad de Dios expresada en la Escritura y en sus Mandamientos. Es mucho más triste ver cómo muchos de los que se proclaman creyentes, aceptan y promueven situaciones degradantes como el matrimonio entre homosexuales, la adopción por parte de estos, las relaciones sexuales promiscuas y sin compromiso, reducidas a un simple acto animal, al  desahogo de un momento o simplemente como el mejor plan de diversión para un fin de semana; la eutanasia, el aborto, el divorcio como consecuencia de una falta de compromiso de la pareja, etc.
Una y otra vez se repite sin cesar el lamentable episodio del paraíso cuando Adán y Eva se atribuyen para sí la capacidad o el atributo de elegir por sí solos, sin contar con Dios, qué es bueno y qué es malo. Como consecuencia de esto, pretendemos que sea Dios quien se amolde a nosotros y no nosotros a Él; queremos ocupar su lugar, o los que dicen pertenecerle, pretenden crear y adorar a un dios a su imagen y semejanza. “seréis como Dios”.
Uno de los grandes males que asalta a la Iglesia hoy es que, muchos de sus miembros no tienen sentido de pertenencia al pueblo de Dios, ni a la vivencia auténtica de una fe que transforma y que cristifica. Un culto vacío es un culto mecánico, una repetición sin sentido de palabras y de ritos. Asistimos a las celebraciones y la mente se encuentra en otro sitio. Muchas veces, incluso, no es Cristo el protagonista, ni mucho menos Dios el centro de nuestro culto. Es por esto, que a pesar de ser 2.000 millones de cristianos en el mundo, el cristianismo aún, después de 20 siglos, no se nota.
Para los judíos, el no lavarse las manos a manera de ceremonia religiosa era comer con manos comunes y no especiales. A veces pareciera que en nuestras comunidades existen grupos de primera y de segunda categoría. Para Dios todos somos iguales, igual de necesitados de su gracia y de su misericordia.
Los fariseos creían que observando estas prácticas externas ganaban el favoritismo o el mérito delante de Dios. Todo lo que se reduce a lo externo es vacío. Toda verdadera transformación inicia en el interior y desde allí se proyecta al exterior. No es al revés. Por eso, el mismo Jesús enseñará que lo que hace realmente impuro al hombre es lo que brota de su corazón. Dios conoce nuestro interior, a Él no le podemos engañar y Él sabe perfectamente si nuestra oración es sólo repetir como loros; sabe si nuestra lectura de la Biblia es semejante a la lectura del periódico o si realmente es contemplativa, orante y vivificadora. Él sabe si nuestra presencia y participación en la Misa es sólo en apariencia o si realmente  hay una presencia de cuerpo y alma. Sabe si para nosotros realmente cuenta el prójimo; si nuestro servicio en la comunidad busca hacerle presente a Él o es sólo una forma de dar gusto a nuestro afán de monopolizar, de aparecer como protagonistas frente a los demás, etc.
El tiempo pasa muy rápido y sería muy doloroso que no lo hayamos aprovechado para conocer y amar verdaderamente a Dios en la medida máxima de nuestra capacidad.
Quedaos con Dios!